Ya no eres tú, ya no eres el protagonista, eres un “ente” un receptor onmisciente lo que ocurre es que no lo sabes y el plan es ese.
Supongo que sufres de tedio y estrés al mismo tiempo,
supongo que a veces necesitas anestesiarte, supongo que piensas que las veces
que más claro has visto todo ha sido cuando tu mirada estaba más turbia.
A veces me das envidia, otras no diría pena.
Eres un superviviente pero a la vez débil como un oso de
peluche andando por la calle, blandito, suave y tremendamente susceptible de
mancharse y contaminarse del humo de los coches, de los chicles del suelo, de
la saliva de otros, de la miseria de los demás… estás en otro rollo… Si, si.
La cerveza me huele a ti, no me preguntes por qué, sin
embargo el cristasol no, tampoco otras muchas cosas mundanas, no es tu hábitat…
tu solo eres etéreo, existes en la divinidad del sábado noche, glamour,
maquillaje, sonrisa, pintalabios rojo…
¿Sabes? Finalmente voy a coger cariño al insecto invasor
robotizado que debiste instalar a través de mi ombligo como en Matrix… Yo
también soy una superviviente y me adapto, es lo que hay, he aceptado la cadena
perpetua que me cayó desde ese verano…
Mira he probado la condicional, el arresto domiciliario… da
igual.
No creas que me rindo, simplemente lo acepto, no voy a huir,
ya me he cansado, por que además haciéndolo hago tonterías que me perjudican a
mi misma y tampoco creo que nadie por muy etéreo y onmisciente que sea se lo
merezca.
Nadie merece la vida de otra persona, ni siquiera estoy
segura que tampoco una atención / dedicación 100%. Pero las obsesiones existen.
Doy fe. Aunque hoy no, ya no.
No obstante tengo que reconocer que esta entrada a día de
hoy tras taaanto tiempo es una muy mala señal.
Mis cosas se parecen a las tuyas, por mi parte no me lo
creía, por la tuya no tengo ni idea si te refieres a ello como frase hecha…
tienes muchas oportunidades de ensayo en tus millones de noche etéreas, se lo
comentarás a millones de usuarias de barras de labios russian red del mercadona…
Como comprenderás no voy a renunciar más a mis cosas por
olvidarme de las tuyas, tal vez finalmente sea más fuerte que tú y te pueda
echar de las tuyas… A veces siento que no hay espacio suficiente para los dos
en esa ciudad que se cruza a pie.
La verdad es que no me pega nada ir de “¿protagonista?” la
verdad no, soy demasiado tímida, demasiado mayor y demasiado poco mona.
Es muy fácil hablar de complejos cuando no se tienen, por
eso miro y trago de mi vaso mientras tú a veces lo hacías. Supongo que la
conversación más inteligente que has tenido en tu vida a sido frente al espejo,
no te lo reprocho, ni tampoco te niego que puede que la mía también.
Solo a veces hablo contigo. Por eso ya no eres tú, eres el
receptor onmisciente.